En Japón existe un término para los que amamos la buena gastronomía y comer platos deliciosos: ‘kuishinbo’. Aficionados por el delicado y sabroso arte culinario japonés, los ‘kushinbos’ buscamos sin cesar esos lugares auténticos y únicos, cuya excelencia nos transporta a través de los sentidos a las sinuosas calles de Kyoto, a los rascacielos de Tokyo y a la sombre de los imponentes buddhas de la costa de Japón.
En Cancún nos encontramos con una de estas joyas, un escenario de experiencias culinarias singulares que recrean, en todo su esplendor, los sabores, técnicas y tradiciones de Japón: Yamamoto.
El talentoso y carismático Chef Ricardo Arce ha recorrido Japón en búsqueda de sabores y aromas para compartirlos con los amantes de la cocina japonesa que visitamos su exquisito restaurante. Ubicado en la avenida Uxmal, esta joya culinaria juega con nuestros sentidos y nos sumerge en la fascinante cultura japonesa a través de platillos únicos.
Entre los platillos estrellas del restaurante nos encontramos con el pulpo a las brasas en salsa de miso, la pesca del día en salsa de curry, el filete de res asado con salsa del Chef y el Tori Nambatzuke; una escalopa de pollo en salsa agridulce con ensalada y salsa tártara rústica. Los nigiris, makis, temakis, sashimis y donburis están elaborados con los ingredientes frescos más exquisitos, desde atún aleta amarillas, hasta langosta y callo de hecha.
Me enamore de la almeja chocolata viva, la cual es servida fresca en su concha con el auténtico sabor japonés y el tiradito de la casa consiste de un corte fino de pescado del día, preparado con salsa Ponzu, cítricos, especias, ajíes y un toque de oliva y sésamo – una mezcla perfecta de sabores locales y exóticos. Para el postre un magnifico helado de te matcha importado de Japón, dulce y amargo a la vez.
Desde su sushi bar, hasta sus mesas teppanyaki y salones privados, cada espacio de Yamamoto está dedicada al placer culinario. El escenario de vivencias gastronómicas autenticas, sabrosas y sorprendentes, este edén se apodera de nuestros sentidos y conquista nuestro paladar.
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