Encantadora y llena de vida, Cartagena es una ciudad colombiana ubicada a orillas del Mar Caribe. Sus calles coloridas llenas de magia nos invitan a descubrir un destino único, con una rica historia que empezó hace siglos con tesoros y piratas.
Cartagena, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, está profundamente inmersa en su relación romántica con la antigüedad de la hermosa época colonial; es una ciudad tan cautivadora como el lujo del precioso hotel Sofitel Santa Clara, donde tuve el placer de hospedarme y vivir momentos mágicos.
Un portal al pasado dentro de esta bella ciudad junto al mar, el Sofitel Legend Santa Clara está lleno de historias. Originalmente construido como un convento en 1621, este lugar es un hito legendario en el corazón de la ciudad amurallada de Cartagena. Transformado en un hotel de lujo en 1995, combina el encanto de la historia con la hospitalidad local y el arte del savoir-faire francés.
Un espacio de lujo y sofisticación donde la magia de los trópicos y el Caribe se entrelaza con las leyendas y el romanticismo de la historia colonial de Cartagena, esta joya del mundo de la hotelería me llevó de la mano a descubrir el sabor, el alma, lo más autentico y fascinante de este increíble destino.
En este bello hotel viví experiencias únicas. En el espectacular Sofitel SPA las expertas manos de las terapeutas me condujeron a mundos de placer y relajamiento. Las antiguas tradiciones de tratamientos holísticos de todo el mundo se combinan con el refinamiento y la habilidad de la última cosmetología francesa para crear este Sofitel SPA, donde la mente y el espíritu siguen al cuerpo a través de una experiencia estimulante y rejuvenecedora.
Al caer la noche tuve el gran privilegio de ser participe en la degustación del menú de pre-apertura del restaurante 1621. Un comedor con 400 años de historia donde a partir del pasado 8 de diciembre el Chef nos invita a disfrutar de un menú degustación y experimentar con los mejores productos locales, una cocina de detalle, llena de sorpresas para vivir momentos inolvidables.
El chef Dominique Oudin creó un menú espectacular, con platillos deliciosos y sumamente originales tanto en la vista como en el paladar, como la trucha con ikura y un crocante de berenjena, los palmitos colombianos con ají negro, la tarta de pescado fresco con caldo servido desde una enorme concha de mar y un rico risotto de quínoa y palomitas de maíz.
La gastronomía mezcla técnicas francesas con ingredientes locales: el resultado es magia. Adicionalmente, la Head Sommelier ha desarrollado maridajes diseñados para resaltar los sabores en nuestro paladar, con una gran selección de vinos de su cava premiados por Wine Spectator.
Comments