Encuentro entre dos mundos: Zibu Acapulco

En el susurro suave de las olas y bajo el cielo estrellado de Acapulco, me encuentro con un lugar que parecía desafiar las fronteras del sabor, un rincón donde el arte de la cocina se despliega como una danza entre oriente y occidente. Zibu, con su fusión única de Mex-Tai, me invitó a un viaje sensorial que comenzó en la mirada, atravesó los sentidos y llegó directo al alma.

El aire cálido, lleno del perfume de la brisa marina, se mezclaba con la fragancia de los ingredientes frescos que, como viejos amigos, se saludaban en el plato. La arquitectura, un diálogo entre la madera, el bambú y la piedra, creaba el escenario perfecto para un acto de seducción gastronómica.

Cada platillo es una joya, un estallido de sabores que se abrazaban y se deshacían con la suavidad de un suspiro. El paiko de res, con su jugosa ternura envuelta en crujiente de albahaca y epazote, me hablaba de un mestizaje perfecto entre el fresco aroma del oriente y la esencia de la tierra mexicana. La salsa de cítricos orientales y el aceite de trufa envolvían cada bocado en una elegancia compleja, mientras los tacos de jaiba suave, con su salsa ponzu y habanero, despertaban una explosión de sensaciones inesperadas. En Zibu, cada plato es una invitación a dejarse llevar, a explorar el misterio de lo picante, lo ácido, lo dulce y lo salado que se encuentran en una perfecta armonía.

El arte de Lalo Palazuelos se reflejaba en cada creación, en cada ingrediente cuidadosamente seleccionado que parecía no solo ser parte de una receta, sino de una historia. El Kari Gai, con su curry tailandés y plátanos fritos, hablaba de una herencia culinaria que se despliega sin restricciones, mientras el salmón chileno cocido al cedro, con la suavidad de su fuego lento, se convertía en una oda al buen vivir. Zibu, en su esencia más pura, es un tributo a la rica historia de Acapulco, un homenaje a las especias que una vez cruzaron mares y continentes para enriquecer la cocina mexicana y, con ello, todo el mundo.

Zibu es un portal hacia la exquisita gastronomía tailandesa y mexicana, donde los sabores son historias, intercambios de culturas, un viaje continuo entre el pasado y el presente, entre el fuego y el mar.