Colombia es un destino multifacético e intrigante, repleto de maravillas esperando a ser descubiertas.
Después de que Colombia obtuvo su independencia de España, Medellín se convirtió en la capital del Estado Federal de Antioquia y durante el siglo XIX, fue un centro comercial dinámico, primero exportando oro, luego produciendo y exportando café. Hoy en día esta ciudad es una vibrante metrópolis que alberga exquisitos restaurantes, vida nocturna singular y un alma activo, atareado, que nunca duerme. Medellín es una Ciudad de Turismo Creativo oficial gracias a su riqueza cultural y su amplio abanico de actividades entre tradición e innovación.
El héroe local Fernando Botero donó 23 de sus esculturas más grandes a la ciudad de Medellín, y las encontramos esparcidas alrededor de la acertadamente llamada Plaza Botero. Desde robustos legionarios romanos hasta animales mullidos, estas corpulentas figuras se han convertido en un símbolo del centro de Medellín y seguramente son las obras de arte más fotografiadas de toda Colombia. Su entorno contra los ornamentados patrones en blanco y negro del Palacio de la Cultura Rafael Uribe solo resalta el atractivo general.
Ubicado en el corredor vial conocido como la “Milla de oro”, en el Centro Financiero y Cultural San Fernando Plaza, se encuentra un hotel que fungió como mi portal a descubrir la ciudad. Su locación la Avenida el Poblado, el sector más exclusivo de la Capital antioqueña, hace del Hotel San Fernando Plaza el ideal punto de partida para vivir la vida auténticamente ‘paisa’, como son conocidos los locales.
Ganador del Mejor Hotel de Conferencias y Ejecutivo de Colombia, las 5 Estrellas del Hotel son reflejadas en las brillantes luces de Medellín que se expanden a nuestros pies. Desde la enorme terraza de mi gran suite veo los edificios de la ciudad resplandeciendo bajo un cielo despejado, enclavados en montes y montañas.
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