La gastronomía es una parte muy importante en nuestras vidas, y si recordamos los mejores momentos que hemos tenido, más de uno gira alrededor de la comida. Ya sean los recuerdos de los domingos por la mañana, algún platillo exótico probado en un viaje, una reunión familiar o un festejo con amigos, cada recuerdo está asociado a un sabor especial. Además de disfrutar la comida y sus placeres sensoriales, hay algo realmente gratificante en entenderla, en darle vida a través del talento y curiosidad.
Alinna una oda al buen vivir, una expresión artística del amor por el arte culinario y el hedonismo, regala a quien lo visita un viaje a través de los sentidos donde el arte, la gastronomía y la magia unen fuerzas para crear momentos originales e inolvidables.
Ubicado al poniente de la ciudad, nos ofrece experiencias gastronómicas sin igual; originalmente ideado como un servicio de catering de alto nivel, hoy se ha reinventado en el mundo del savoir faire con exclusivas cenas maridaje los fines de semana de cada mes.
Este proyecto –que abrió sus puertas en 2019– fue fundado por la creativa Elizabeth Cruz y el chef español Pablo Palomo, las mentes brillantes detrás del éxito de Alinna y quienes han llevado la pasión por la gastronomía a su máxima expresión y nos invitan a descubrir su propuesta a lo largo de un menú degustación con maridaje en ocho tiempos, siempre con elementos e ingredientes de la más alta calidad.
La nueva adición a los creativos happenings culinarios de Alinna, el Bruch del domingo es un reflejo de la sofisticación y perfección con la cual este catering sensacional logra siempre crear momentos de magia y deleite gastronómico.
Comenzó el Brunch con un fresco bowl de frutos rojos, yogurt griego y granola, acompañado de una exquisita selección de pan dulce, preparados en casa – los aromas a canela y café recién hecho invadieron nuestros sentidos.
Después tuvimos elección entre un elaborado omelette de salmón, queso crema y salsa de cebolletas o un autentico Croque Monsieur; un sandwich de brioche, jamón de pavo, bechamel, mozarella y brie. Estos exquisitos platillos fueron acompañados por un delicado champagne rosado.
Terminamos el Bruch con una selección de postres elaborados in situ por el Chef Palomo; todo en un ambiente agradable, sofisticado e infinitamente seductor. Una tarde dedicada a placeres sensoriales, Alinna una vez más creó una experiencia única, cuyas memorias quedarán por siempre plasmadas en nuestra mente.
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