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Balam: Un festín latinoamericano en el corazón de Whistler

Deby Beard


En el alma vibrante de Whistler, donde las montañas nevadas se erigen como centinelas del paisaje, encontramos un rincón que late al ritmo de América Latina. Balam es más que un restaurante; es un viaje sensorial que despierta los sentidos y nos transporta a tierras donde el sol quema la piel y el aroma de las especias flota en el aire.


Al cruzar sus puertas, nos envuelve una atmósfera cálida y envolvente. Las paredes de tonos terrosos, los detalles artesanales y la iluminación tenue evocan la riqueza cultural de un continente diverso. Es un espacio que respira historia, pero que también celebra la innovación culinaria.


El menú de Balam es un recorrido por sabores que nos llevan desde las costas de Perú hasta los corazones de las cocinas mexicanas, brasileñas y argentinas. Cada plato es una narrativa, una historia tejida con ingredientes autóctonos y técnicas modernas que honran sus orígenes. El arepa de res colombiano, con su carne jugosa y sus notas ahumadas, es un tributo a las calles de Medellín. Los tacos de cerdo ibérico nos transportan a los mercados de Ciudad de México, donde el maíz se convierte en un lienzo de sabores.


Para quienes buscan una experiencia más sofisticada, el ribeye de Buenos Aires deslumbra con su textura tierna y su aroma a brasas, mientras que el pato inca, bañado en salsas intensas, es un homenaje a las mesas festivas del altiplano peruano. Cada bocado despierta memorias, como si estuviéramos recorriendo un mapa de culturas y tradiciones.


Su carta de cócteles es un homenaje a los ingredientes latinoamericanos más emblemáticos. El Paradiso Pepino, fresco y vibrante, es como una brisa que refresca el paladar, mientras que el audaz Pasilla Later, Pal despierta un juego de contrastes entre el picante del chile y la suavidad de los cítricos. Cada sorbo es una invitación a brindar, a celebrar la vida con la intensidad que caracteriza a América Latina.


Detrás de esta propuesta está el chef Manuel Sabrera, cuya trayectoria es un viaje en sí mismo. Con 17 años de experiencia en cocinas de Perú, Hong Kong y Canadá, Sabrera ha logrado convertir Balam en un espacio donde se rinde homenaje a la tradición sin dejar de lado la creatividad. Su equipo trabaja con una precisión admirable, y cada plato que llega a la mesa es un testimonio del respeto por los ingredientes y por las manos que los transforman.


Balam nos extiende una invitación para que nos dejemos llevar por los sabores, aromas y texturas que nos recuerdan que la gastronomía es también un lenguaje universal. En este rincón de Whistler, encontramos un pedazo del alma de América Latina, vibrante y viva, que nos invita a celebrar la mesa como un espacio de encuentro y alegría.



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