Cuando pensamos en España, la imagen de los enormes viñedos que se extienden bajo el cielo de Rioja asaltan nuestro pensamiento, es como si toda España cupiera en una copa de vino tinto riojano. También aparecen imágenes de delicias culinarias como unas rebanadas de jamón serrano, una rica tabla de queso manchego acompañada de jugosas aceitunas, que maridan delicioso con un sorbo vino.
Los vinos de la DOCa Rioja son los más famosos de España en el mundo, creados con una variedad de uvas, como la autóctona Tempranillo, llamada así por sumadurez anticipada al del resto de las demás variedades, y que ha sido empleada desde hace más de dos mil años para crear vinos. Sus cualidadesle otorgan al vino un sabor fresco y frutal, de color rojo rubí y aromas a frutas rojas, y que marida con asados, quesos, carnes de caza y arroces. Al ser una cepa quenació y se cultivó en España, es un gran orgullo para Rioja el seguirla cultivando y creando vinos maravillosos.
Otras de las uvas que se emplean son la garnacha, mazuelo, graciano, maturana tinta, y en las blancas son la viura, malvasía, garnacha blanca, tempranillo blanco, maturana blanca, torrontés, Chardonnay, Sauvignon Blanc y verdejo. Además de sus sabores y particularidades, cada una de estas uvas le imprime al paisaje riojano su sello característico, que ha hecho que sea alabado desde los tiempos de los romanos, como si se tratara de un hermosos cuadro pintado con los colores caprichosos de las hojas de vid, en contraste con los tonos del cielo y la tierra.
La variedad de las uvas le dan variedad a las texturas y aromas de los vinos. Los aromas son resultado de las características de cada uva, de su proceso de fermentación y de su crianza en barrica, por eso se emplean diferentes tipos de madera, para que ciertas notas se impregnen al vino. A través del olfato podemos visitar la famosa DOCa Rioja sin tener que estar ahí presentes, pues al distinguir en sus vinos las esencias de su cepa y de su bouquet, evocamos el aroma del campo, de los viñedos, de la tierra, de las bodegas y de las barricas de las bodegas.
Para obtener sus coquetas tonalidades, se deja que el zumo esté en contacto con la piel de la uva, pues ésta es la que tiene el color. Para conseguir el tono de los vinos rosados, hay que dejar que el contacto con la piel sea poco, así que su color se obtiene al macerar el líquido con los hollejos de las uvas tintas estrujadas, que es lo que le da el color y aroma antes de la fermentación, logrando una gama de tonos tan amplia como los atardeceres que pintan el cielo riojano.
Beber un vino riojano es ser parte de un ritual que no conoce fronteras, y que saben igual de deliciosos en un paisaje nevado, en la terraza de una gran ciudad, o con los pies mojados en la orilla del mar.
www.riojawine.com
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