Hace 40 años, con nada más que un alambique, un pequeño camión y un sólido conocimiento de las plantas, Olivier Baussan, a la edad de 23 años, después de comprar un destilador de vapor, una reliquia del pasado, empezó a cosechar romero salvaje y a producir aceite esencial de romero puro que se vendía en los mercados locales de la Provenza, así comienza el viaje de L’Occitane.
En 1976, en una antigua fábrica de jabón, Olivier revive el arte tradicional de la fabricación de jabón de Marsella y no fue hasta 1977 cuando se reserva su primera cosecha de Lavanda, símbolo icónico de Provence y la marca. Cuatro años después decide ir a explorar el mundo para encontrar nueva inspiración; pero sobre todo nuevos ingredientes, así llega a Burkina Faso, donde descubre a un grupo de mujeres que trabajan y producen mantequilla de Karité, tras enterarse de sus propiedades nutritivas, decide llevarse este fabuloso ingrediente a Provence y así comenzar una nueva línea de producto.
Mientras producía sus aceites, soñaba con crear una compañía que celebrara el bienestar tan reconocido del Mediterráneo, y llevarlo a todo el mundo. Después de trabajar incansablemente, fundó su empresa a la que llamó Occitania, la provincia antigua que una vez cubrió el sur de Francia, el noroeste de España y el norte de Italia, y su fundamento era mezclar las tradiciones y los ingredientes de la región mediterránea, extender el arte de vivir provenzal y compartir las costumbres locales.
Sus profundos conocimientos sobre la piel quedan atrapados en cada uno de sus productos, en la actualización de sus especialistas, y principalmente en el resultado rejuvenecedor que vemos en el espejo. Más que cremas, son el medio para alcanzar la sofisticación y que se complementan la gran variedad de opciones para consentirnos, haciendo que los resultados superen todas nuestras expectativas.
Los componentes químicos de las plantas y la riqueza de sus ingredientes activos son parte de la clave del éxito de la alta calidad de las formulaciones de los productos L’Occitane. Iniciando de forma casera y con romero salvaje se presentó el nacimiento de L’Occitane, una de las empresas de belleza más grandes del mundo. Desde entonces y con una mezcla de ingredientes y tradiciones, la marca celebra el bienestar que regala el clima Mediterráneo.
Como símbolo de la Provence, la lavanda es uno de los ingredientes estrella de la marca, debido a sus propiedades relajantes y purificadoras. En torno a esta aromática planta se despliega una antigua tradición, en la que los jóvenes provenzales recogen una a una las flores en las colinas.
Una de sus mayores creaciones han sido las cremas creadas a partir da la siempreviva, la planta conocida desde la antigüedad por sus propiedades de no marchitarse nunca, incluso después de ser cortada. De la “Immortelle” existen cerca de 500 variedades que crecen en el monte bajo Córcega, también conocida como la Isla de la Belleza por sus habitantes.