Decía Virgina Woolf que 'Uno no puede pensar bien, amar bien, dormir bien, si uno no ha comido bien.'
La comida es parte de nuestra vida diaria, pero a la vez es un arte y un placer. Los viajeros nos hemos percatado que un destino, una ciudad, un hotel, estaría incompleto sin ser acompañado por una experiencia gastronómica.
Asimismo, pocos placeres se comparan con una buena copa de vino o un excelente champagne.
Ubicado dentro del Mercado Gourmet en Samara Santa Fe, Piacere Carpaccio & Champagne Room nace como un concepto novedoso pretendiendo mezclar dos de las grandes pasiones, el buen comer y el buen beber.
Proyecto de la familia D'Amico, Piacere es un Carpaccio Bar se enfoca en la máxima calidad de ingredientes. Estos son reinterpretados con la creatividad de los Chefs Francesca y Walter D'Amico para lograr platillos que satisfacen hasta los más difíciles paladares.
Piacere surge del éxito del restaurante D'Amico en Polanco, liderato por Walther D'amico. Quienes tenemos la gran fortuna de onocer a la familia D’Amico restauranteros, sabemos que trabajan con mucha entrega y una gran sonrisa.
Ahora es Francesa D'Amico quien nos invita a descubrir un concepto nuevo. A su corta edad, pero con su experiencia viajera, nos invita a salir de lo convencional proponiéndonos pedir champagne y experimentar.
Este Carpaccio Bar se enfoca en la máxima calidad de ingredientes, con 22 carpaccios diferentes (crudos, horneados y hasta vegetarianos) que son reinterpretados con la creatividad de la joven chef Francesca y Walter D’Amico.
Aunado a esto, Piacere también es un bar y Champagne Room. En su barra cuentan con diferentes cócteles, desde los más clásicos hasta una mixología innovadora y como peculiaridad es que se pueden tomar varias etiquetas de Champaña por copeo, además de que se cuenta con etiquetas sumamente exclusivas.
Entre otros, el Carpaccio de Res y Trufa hecho con una vinagreta de limón tatemado, así como el Carpaccio de Atún con pesto, mezcla de nueces, arúgula, jitomate cherry y queso parmesano, son dos platillos exquisitos que nos comprueban que, como decía George Bernard Shaw, no hay amor más sincero que el amor a la comida.
