La región más enigmática e idílica de Escocia son las Tierras Altas. Este verano tuve la oportunidad de disfrutar de una estancia en la Casa Glenmorangie, en estas misteriosas Tierras Altas de Escocia.
La casa nos remite no a un lugar, sino a una sensación, a una experiencia de paz y tranquilidad, plasmando en su construcción el significado de su nombre de origen gaélico, que se traduce como The Glen of Tranquility - Valle de Tranquilidad.
Glenmorangie House es un encanto de propiedad en la que se vive bajo el tradicional encanto escocés, donde las seis habitaciones están decoradas con tartanes y telas distintivas de su cultura, además de que entre sus amenidades está la de contar con un decantador de whisky.
Por las mañanas, el suave rumor del mar se lleva los sueños y da paso a la aventura. Las caminatas por este hermoso lugar preparan al olfato para descubrir los aromas del whisky, pues las estaciones y la vegetación traen consigo los aromas melosos de las flores silvestres que retoñan y que pintan el paisaje que su intenso color. Es fácil saber cuándo es momento de regresar a la casa desde la playa, en su sendero flanqueado por árboles de intenso verdor, pues el desayuno inunda el ambiente sus aromas a huevos con tocino, el del café recién hecho y el suave perfume de las naranjas exprimidas.
Un increíble tour por la destilería de Glenmornagie es la mejor forma de conocer a esta exquisita bebida, donde nos dejamos llevar por los aromas y sabores, viviendo una experiencia sensorial de puro placer.
No hay mejor lugar para saborear del exquisito whisky Glenmorangie que en Escocia, la tierra donde nació esta bebida dorada, y mejor aún, saborearla en Glenmorangie House. Es aquí donde empieza la historia.
Desde la fundación de la destilería en 1843, las Tierras Altas de Escocia han incorporado a su reputación como el corazón la cultura celta, el crear whiskies ‘unnecessarily well-made’. El viaje por estos parajes de ensueño, representantes a un cuento viviente plagado de leyendas, de épicas batallas, héroes, villanos, monumentos y espectaculares castillos, es completado con la experiencia de la visita a la Glenmorangie House, donde se descubren los secretos de la fabricación del whisky, el representante por excelencia del auténtico sabor escocés.
Desde sus orígenes, Glenmorangie emplea únicamente dieciséis expertos artesanos conocidos como los “16 Hombres de Tain” quienes supervisan cada paso del proceso de elaboración del whisky. Los métodos tradicionales de destilación preservados a través de las generaciones continúan siendo empleados hoy en día.
Cada uno de sus whiskies es una obra de arte.
Glenmorangie The Original es la firma de la casa, es reconocido por su elegante y floral espíritu; un Single Malt diez años de exquisita finura y complejidad cautivadora que resulta de un trabajo artesanal. Combinando los alambiques más altos de Escocia, barricas de roble Americano de primer y segundo uso, con la experiencia de “Los 16 Hombres de Tain” logra ser el Whisky Single Malt favorito de los Escoceses.
Esperado por los aficionados para 2017, llega el octavo lanzamiento: Glenmorangie Bacalta – el primer Glenmorangie extramadurado en barricas Malmsey Madeira, una excelente e innovadora edición que tuve el placer de degustar durante mi estancia en Glenmorangie House.
Glenmorangie 18 Years Old es un whisky escocés de malta extremadamente raro. Una vez que han pasado quince años de maduración en barricas de roble americano ex bourbon, aproximadamente 30% se transfiere a barricas de jerez oloroso español para pasar otros tres años de maduración. Luego, cuando ambos elementos han cumplido los 18 años, son mezclados de nuevo para crear un whisky con único de sabor redondo. Tiene un aroma redondo y perfumado. Las notas clave más resaltantes son nueces, caramelo y vainilla, con delicados toques florales.
El Glenmorangie Bacalta, que significa horneado en gaélico escocés, es el primero de sus whiskies extramadurado en barricas Malmsey Madeira, que al ser la más finas, dotan al whisky de complejos sabores. Su dorado claro nos recuerda al color del sol en las altas tierras escocesas, mientras que su olor perfumado, dulce y meloso nos remite a las sensaciones de la campiña. En paladar es una mezcla de chabacanos maduros y una nota mineral, seguida por chocolate blanco y notas minerales. También se distinguen sabores complejos de tofe de menta, frutas horneadas, miel, almendras y dátiles, mezclándose con pimienta blanca, melón jugoso y un clásico tono balsámico maduro, con notas de pan horneado, notas de galleta y flores de pradera. Su final es rico y acaramelado, con cítricos y peras, y una intrigante sensación de menta y eucalipto en el fondo.