Amor, celos, ceniza y fuego, dolor y pecado.
Todo esto existe; todo esto es triste; todo esto es Fado.
El escritor portugués Fernando Pessoa escribió: «El fado no es alegre ni triste [...] Formó el alma portuguesa cuando no existía y deseaba todo sin tener fuerza para desearlo [...] El fado es la fatiga del alma fuerte, el mirar de desprecio de Portugal al Dios en que creyó y que también le abandonó».
Desde mi suite en Ritz Four Seasons Hotel Lisboa miro la capital de Portugal, Lisboa, es una ciudad atractiva que invita a ser descubierta bajo el encanto de sus calles, de sus monumentos y siguiendo las huellas de las marcas de su historia y de sus modernas maravillas. En la histórica plaza Marqués de Pombal se encuentra el Parque Eduardo VII, un majestuoso espacio verde de 26 hectáreas de estilo francés, rodeado por frondosos árboles. Esta es una de las hermosas vistas que se ven desde las amplias ventanas del hotel de lujo Ritz Four Seasons Hotel Lisboa, que al estar ubicado en una de las siete colinas de Lisboa, también permite admirar el Castillo árabe de San Jorge, al casco antiguo y el río Tajo. A la par de la elegancia del paisaje y el ambiente de la ciudad, el hotel de 282 habitaciones ha elevado los estándares de la hotelería hasta ser considerado el mejor de Lisboa.
Cada uno de sus diez pisos es como una galería de arte, donde la decoración clásica se integra con esculturas, cuadros, tapices contemporáneos y hermosas réplicas de mobiliario del siglo XVIII. Aunque hay diferentes tipos de habitaciones, todas son de enorme belleza y cuentan con accesorios para convertir la estancia en una experiencia surrealista. Su amplitud se inunda con el aroma a verbena de las amenidades de Le’Occitane, además de consentirse con sus almohadas de pluma, suaves albornoces, pantuflas y hasta con espejo iluminado para nuestro arreglo perfecto. Como si se tratara de un hotel en sí mismo, la Suite Presidencial es un espacio majestuoso con entrada de mármol, el mismo material con el que está revestido el baño con su bañera de hidromasaje, además de un impresionante comedor para ocho invitados con vajilla fina y decoración exquisita. La Junior Suite, tan grande como un departamento, está decorada al estilo imperial en tonos verdes y beiges, además de tener un hermoso baño de mármol negro. Para consentir a los paladares de los huéspedes, su elegante restaurante Varanda ofrece un delicioso desayuno buffet diario acompañado de vistas al parque. Gracias a su cercanía al mar, el restaurante se especializa en platillos preparados con mariscos, cocterles y parrilladas de pescado fresco, acompañados de verduras mediterráneas, además de platillos típicos portugueses como las caldeiradas de pescado, que es un cocido de diferentes pescados, y las cataplanas de mariscos, que son cazuelas de mariscos preparados con aceite de oliva, ajo, cebolla, pimientos y un toque de vino y es el platillo que probe en la primera cena en compañía de la adorable y talentosa catarina Mendosa quien maneja maravillosamente la comunicación de este hermoso hotel. Su spa es uno centro de rejuvenecimiento y bienestar, en el que se consienten los sentidos con una gran variedad de tratamientos que van desde la acupuntura, ricos masajes y rituales ayurvédicos. En su interior hay una enorme piscina cubierta, rodeada amplísimos ventanales para admirar las vistas al parque y a los jardines del hotel.