Mitad victoriana (casas con dos o tres pisos, balcones, buhardilla), mitad salpicada de cabañas de madera y ladrillo de chimenea humeante, Aspen es un Disneylandia de los amantes de los deportes invernales.
Y como suele ocurrir en los principales centros vacacionales, la gastronomía es uno de los ingredientes que no pueden faltar en un viaje a Aspen. Para cargar energías perdidas en las pistas, para despertar pasiones o para descubrir sabores nuevos, la oferta de esta ciudad de Colorado es vasta... y exquisita.
Hay en realidad dos Aspen imperdibles: la de blancas laderas y la otra, de blancos manteles.
En la cordillera que cruza de norte a sur el centro de Norteamérica se encuentra la mejor nieve del mundo. Abundante (no es raro en plena temporada que el grosor de nieve caída llegue a los 20 metros) y tan en polvo que muchos dicen que es puro algodón. Virgen y suelta, descender por cualquier ladera es lo mismo que flotar en el aire.
¿Ya entendió que estoy hablando de Aspen? Si, la ciudad de la nieve perfecta y el sinónimo de ski.
Aspen es un centro de esparcimiento recreativo y con amplio valor histórico. Este antiguo pueblo minero del Lejano Oeste del siglo XIX, hoy se vive como un destino familiar y de lujo, en el que se practican deportes de invierno que incluyen patinaje sobre hielo al pie de la montaña, esquí y snowboarding, pero también se pueden realizar actividades como montañismo, canotaje en kajak, paddling, pesca, tenis, así como paseos en globo aeroestático y parapente.
Los recorridos en bicicleta son perfectos para conocer las bellezas de la montaña y llenarse los pulmones de aire puro. Se puede pedalear durante horas sin volver a pasar por el mismo camino, además, siendo una actividad apta para todas las edades. Otra opción para vivir una momento emocionante es a bordo de un jeep, en el que se experimenta la alegría de conquistar nuevos terrenos y admirar paisajes que de otra manera sería muy difícil de apreciar.
Sumergido entre las níveas montañas Rocky, se encuentra Aspen Meadows Resort, aclamado por su hospitalidad, la perfecta amplitud de sus habitaciones, la calidad de sus amenidades y por su propuesta gastronómica. El hotel aloja monumentales obras de arte y esculturas, creadas por diferentes artistas y algunas ambientadas en los jardines de la propiedad. La caminata en sus 40 acres permite respirar el aire fresco del bosque, admirar un lago privado con una montaña en el horizonte, además de disfrutar de un picnic, fogata y de una pileta de agua caliente en medio de este paisaje.
En este hotel tranquilo y silencioso el arte también se saborean en Plato’s, uno de los restaurantes más románticos en Aspen, galardonado por su calidad e innovación, y cuyos platillos son preparados con productos frescos, obtenidos productores locales y de granjas orgánicas de Colorado. La misma calidad distingue a Meadows restaurant, especializado en desayunos buffet que incluyen huevos benedictinos orgánicos y bagel fresco con salmón ahumado, así como un menú a la carta en el hermoso Patio Merrill.
Las preciosas vistas a las montañas y al bosque desde todas las habitaciones, convierten al Aspen Meadows Resort en un lugar romántico en el que se disfrutan puestas de sol espectaculares desde todas las habitaciones. Las 98 suites son decoradas con un estilo clásico y funcional, equipadas con cocineta, refrigerador y microondas, internet, balcón o patio privado, secadoas de pelo y plancha, almohadas hipoalergénicas, y amenidades de baño de Gilchrist y Soames. Además, cuentan con ventanales de techo a piso pensados en envolverse en los alrededores desde la tranquilidad.
Con escenarios cautivantes, arquitectura elegante, compras de alto nivel, servicios personalizados, la más refinada gastronomía, visitar Aspen es una experiencia maravillosa, y la mejor manera de consentirse y disfrutar las riquezas naturales de esta tierra de tesoros.