En París, en Roma o en Madrid las terrazas son una institución.
Son parte del patrimonio y hasta deberían sumarse en la columna de los activos de sus balances.
Las terrazas sirven para: hacer un alto en las ciudades y tomar un café mientras arranca el resto de la agenda del día, para encontrarse con amigos, para ver pasar la vida. Sí, una silla mirando a la calle es el mejor estudio sociólogico que uno puede hacer de una ciudad.
Por suerte, México está comenzando a colgar de su cielo a terrazas. Ya no nos importa el clima, ya no nos molestan los cambios de temperatura: la cosa es ver (y ser vistos).
Para que una terraza sea exitosa debe cumplir con ciertos requisitos: buena vista, buena comida, buenas bebidas y buena compañía.
Estos ingredientes (todos juntos) uno puede encontrarlos con solo subir el mentón y mirar hacia arriba en pleno Polanco en Masaryk, donde se encuentra Cipriani.
Es una de las empresas restauranteras más reconocidas a nivel mundial por la calidad y cariño con el que preparan sus platillos, cuyos sabores asaltan los recuerdos felices de diferentes etapas de la vida: días de fiesta, reuniones con amigos, ocasiones de negocios. Si a esto se suma que sus restaurantes se ubican en los lugares más lindos y las calles favoritas de los viajeros en ciudades como Nueva York, Los Ángeles, Miami, Abu Dhabi, Dubai, Hong Kong, Ibiza, Monte Carlo y Venecia, entre otros, a su cocina de la mejor calidad se suma un ambiente exclusivo.
Cipriani en México se ubica en el número 311de Masaryk, e integra en un solo lugar los factores que han convertido en un éxito a la cadena alrededor del mundo. Una prestigiosa avenida merece a un prestigioso restaurante, diseñado por el renombrado arquitecto florentino Michele Bonan. Cipriani Masaryk cuenta con un una terraza con capacidad para 70 personas, un salón principal para 120 personas, un salón privado para acoger 200 personas, además de cuatro salones cerrados y uno abierto además de una amplia terraza, especiales para vivir nuevos momentos memorables.
En su legendario bar se disfruta del aroma dulce o intenso de algunas de sus icónicas bebidas como el Mr. Masaryk, creada especialmente para el lugar, y el tradicional Bellini. Para alimentar al cuerpo y al espíritu, en el restaurante se ofrecen desayunos, comidas y cenas. Los platillos son preparados con ingredientes son traídos directamente desde Italia, por lo que se puede disfrutar de los verdaderos sabores de clásicos como el carpaccio original, el tagliolini horneado, el risotto con vegetales de la estación, el hígado de ternera alla Veneziana y el dulce merengue de vainilla.
En Cipriani Masaryk, con su calidad y servicio, se descubre que la comida tiene más que ver con el simple acto de comer, es un momento que entre condimentos y tradiciones crea nuevos recuerdos.
La comida forma parte de una cultura, y su poder es tal que trasciende fronteras y con sus sabores y aromas se anida en un país diferente, en corazones que la adoptan como propia. Es así como la cocina italiana se ha convertido en una de las consentidas del mundo, querida por personas de todas las edades, siendo Cipriani uno de sus máximos representantes desde su fundación en Venecia a principios de los años 30.