Enclavado entre el camino de Niza y Canes, en Vence, se encuentra el
Château Saint-Martin & Spa, que al igual que en Chantilly, fungió como
una antigua comandancia de los caballeros templarios. Con un alto
valor histórico, el enorme terreno de 14 hectáreas del castillo tiene
las vistas panorámicas más cautivantes del mediterráneo.
Presentado por Duarte Bon de Sousa, Maître de Maison, el castillo
tiene una vista fabulosa a través de las montañas hasta el mar, y el
aire fresco atrapa el aroma de las flores de sus jardines de fantasía.
Al estar rodeado de naturaleza, la construcción medieval adquiere un
carácter idílico que lo convierte en uno de los lugares más preciosos
que existen. La serenidad y relajación que brinda el propio ambiente,
se exacerba con la atención brindada por el personal, por la comodidad
de las habitaciones y por los tratamientos de su spa.
Antes de entrar al hotel el tiempo deja de existir. Desde que se entra
y sale de las curvas y villas, la vista del entorno y de los viñedos
circundantes que muestran sus tonos de verde a rojizo, con un
excelente preámbulo de lo que espera a los visitantes.Las salas tienen
todo el estilo de un castillo medieval con toques de modernidad, y lo
que fuesen las habitaciones de los templarios hoy son suites de lujo
con amenidades de alta calidad.
Como si estuviese escondido en las colinas de Vence, la alberca se
rodea de verdes árboles y de pinos, que se mecen con la brisa
mediterránea. El Spa sisley es en sí mismo una experiencia de escape,
de deleite y de intimidad al aire libre, al cobijo de la naturaleza.
Desde las habitaciones, se tiene una vista inigualable a las colinas,
al valle circundante y a la ciudad medieval que se encuentra abajo.
A sus amplios espacios se suman los detalles de la decoración, pensadas
en consentir al huésped. Desde armarios, cajones y espejos, los
delicados colores de los muros, los candelabros y los detalles del
cuarto de baño, lucen por su comodidad y refinado gusto.
Aunado a esto, las maravillosas habilidades culinarias que resultan en
acertadas combinaciones de sabor, convierte la visita al castillo en
la escapada perfecta para descansar después de recorrer los atractivos
turísticos de París, o simplemente para disfrutar de los placeres del
paraíso en la tierra.